Cuenca de Ancares

En la cuenca del Ancares se localizan varias labores auríferas romanas. El Ancares (llamado también Cuiña en su tramo alto) se nutre de varios ríos y arroyos, como el Seco o el Suertes, hasta su desembocadura en el Cúa. El valle del río Ancares y la comarca leonesa a la que da nombre forman parte de las complejas estructuras geológicas del extremo occidental de la Cordillera Cantábrica (zona o región Astur-Occidental leonesa) cuya conformación actual es, básicamente, resultado de la tectónica alpina. Se trata de un paisaje de montaña, en el que los movimientos orogénicos y el encajamiento de la red fluvial han dado lugar a un relieve quebrado, en el que sierras como las de Ancares y O Caurel con cimas elevadas (con alturas cercanas a los 2000 m, como el Pico Miravalles) alternan con valles aislados. Una gran variedad litoestratigráfica es causante de erosiones diferenciales. Durante el Cuaternario varios procesos y tipos de depósitos han marcado la morfología de la zona:

  • Los fenómenos glaciares y periglaciares, que han dejado circos glaciares en las cumbres, morrenas y abundantes depósitos cuaternarios fluvioglaciares. Una parte de los materiales erosionados y transportados por el hielo han sido posteriormente movilizados y depositados por corrientes fluviales; entre ellos destacan los cantos estriados y bloques erráticos aislados de grandes dimensiones. Entre Pereda de Ancares y Sorbeira hay terrazas fluvioglaciares que llegan a extenderse 1 km a ambos lados del río. En este tramo el valle tiene el característico perfil en “U”.
  • El encajamiento de la red fluvial. Los cursos altos de los ríos de las cuencas del Cúa y del Burbia, entre ellos el Ancares y sus tributarios como los ríos Seco y de la Vega, son en casi en todo su recorrido cursos de montaña. Aguas arriba de Candín, el Ancares ha erosionado los terrenos por los que discurre y debido a ese encajamiento de los ríos, solo hay pequeñas superficies de aluviones junto al cauce actual del Ancares y en algunos de sus tributarios. La formación de conos de deyección en las confluencias de cursos es frecuente, dados los fuertes desniveles. Solo aguas abajo de Candín se aprecia sedimentación fluvial, que ha dado lugar a terrazas.
  • En las laderas con pendientes elevadas con formaciones cuarcíticas, en las paredes de los circos y valles glaciares se han acumulado abundantes derrubios de ladera (coluviones).

Bajo el dominio de Roma, en esta zona minera se explotaron tanto yacimientos primarios (en roca), como secundarios (fluvioglaciares). Las labores identificadas pueden agruparse en dos tres sectores, dos corresponden esencialmente a yacimientos primarios y uno a secundarios.

Las labores mineras romanas sobre yacimientos fluvioglaciares se extienden a lo largo de unos 4,5 km entre el puente que cruza el río Ancares aguas abajo de Sorbeira y los terrenos al norte de Pereda de Ancares. La zona explotada ocupa siempre la margen derecha del Ancares y ambas márgenes del Seco y aparece caracterizada por las importantes acumulaciones de cantos rodados (murias), procedentes del lavado del conglomerado fluvioglaciar. Se distinguen tres áreas de laboreo: As Fontes o Los Entralgos es la más meridional, entre el puente de Sorbeira y el Teso de Altamira, con labores muy enmascaradas por el arbolado. Se conservan potentes murias de hasta 8 m de altura. Aguas arriba se encuentran Las Moracas, topónimo que alude a los estériles gruesos allí acumulados, entre el Teso de Altamira y la confluencia del río Seco y el Ancares. Por último, el sector de depósitos fluvioglaciares situado entre la margen izquierda del río Seco (Los Castros), y la margen derecha del Ancares (Las Cavadas).

Mapa minas Ancares

Los dos sectores con labores antiguas sobre yacimientos primarios son A Regueira das Meixoncías/ Las Cavanías y Las Labradas. Ambos están muy próximos y sus características geológicas y técnicas son muy similares. Se trata de cortas a cielo abierto explotadas mediante el empleo de fuerza hidráulica. Afectan directamente a cuarcitas y esquistos del Cámbrico-Ordovícico (Serie de los Cabos), donde la mineralización está asociada a filones de cuarzo.

Diversas intervenciones han influido en el mal estado de conservación de estas explotaciones y sus sistemas hidráulicos: caminos, labores mineras desarrollas en el siglo XX, repoblaciones y conducciones.

En A Regueira das Meixoncías/ Las Cavanías la explotación se desarrolló en dos cortas, a lo largo de aproximadamente 600 metros de la ladera; el ancho de las labores oscila entre los 30 y los 150 m. El cono de deyección de estériles se encuentra sobre la margen izquierda del río Seco.

As Moracas

As Labradas y A Aira de Reibón