As Moracas es el topónimo de una amplia zona con labores mineras antiguas sobre un yacimiento de origen fluvioglaciar. Se extiende a lo largo de 6 km y su anchura va de los 50 a los 250 m. Aguas abajo, enlaza con el sector de labores de As Fontes o Los Entralgos. Aguas arriba conecta con los Castros/ Las Cavadas, a la altura de la desembocadura del río Seco.
El glaciar erosionó el material aurífero primario, lo arrastró y depositó a lo largo del valle. El retroceso del glaciar en el Holoceno dio paso a la red fluvial actual que a su vez alteró los depósitos glaciares. Así, el oro se encuentra en posición secundaria, removilizado por los dos fenómenos. En época romana todo este valle fue explotado, lavando los depósitos auríferos. La consecuencia fue una profunda modificación de la topografía del fondo del valle.
La red fluvial permitió el lavado, mediante desvíos parciales de cursos, pequeños depósitos, o canales de lavado. El valle se fue socavando de forma gradual y la mayor parte de los estériles (finos) fueron evacuados aguas abajo por el propio río Ancares, mientras que los cantos y piedras de mayores dimensiones fueron apartados formando acumulaciones que dan nombre a estas tierras de Candín: As Moracas.
Solo algunas pequeñas porciones han quedado sin explotar, posiblemente por la baja presencia de oro, y han quedado como cerros testigos, es el caso del Teso de Altamira.
Las minas de oro de La Bessa en el norte de Italia, fueron explotadas también bajo dominio de Roma con anterioridad a las del noroeste hispano. Se trata también de yacimientos de origen glaciar, y constituyen un claro precedente de las ancareñas.
