Teledetección

La teledetección en arqueología incluye una amplia serie de técnicas que contribuyen a la identificación de elementos arqueológicos y a su análisis morfológico. Todas ellas, como indica su nombre, tienen en común que la toma de datos se hace a distancia, una distancia que puede ser variable, desde unos metros, como en el caso de los drones,  hasta cientos o miles de kilómetros, como en el caso de los satélites.

En IVGA recurrimos en particular a dos técnicas: la fotointerpretación y el empleo de LiDAR. La primera tiene ya un longevo uso en Arqueología, la segunda se ha incorporado con fuerza en los últimos años. Ambas poseen dos importantes ventajas en Arqueología del Paisaje: la posibilidad de trabajar a una escala espacial compatible con estudios territoriales y su potencialidad para documentar elementos no detectables (o al menos no fácilmente detectables) sobre el terreno.

Hay que tener presente que ni una fotografía aérea, ni un LiDAR proporcionan una información acabada. Al menos tres pasos son esenciales: en primer lugar, la detección de elementos que resultan anómalos, discordantes, en relación con procesos naturales o antrópicos activos en el paisaje. Pueden ser recintos, límites, trazos, alteraciones topográficas…En segundo lugar, su identificación y posible relación con otros elementos con los que pudieron estar relacionados. En tercer lugar, su análisis morfológico, que incluye tanto las condiciones de situación y emplazamiento, como dimensiones o caracterización formal.  Es decir, fotografía aérea y LiDAR han de ser adecuadamente tratados e interpretados.

En IVGA hemos recurrido al estudio secuencial de fotografías aéreas, tomadas desde mediados del siglo XX, a distintas escalas. Esto permite considerar diacrónicamente los cambios que la zona ha sufrido en las últimas décadas, identificar anomalías ya existentes en la década de 1950, registrar evidencias hoy desaparecidas o documentar el registro a distintas escalas. Para obtener la información con la suficiente precisión son necesarias algunas operaciones técnicas como el análisis estereoscópico o la corrección de la geometría de las imágenes.

LiDAR  es un tipo de sensor aerotransportado que genera nubes de puntos con coordenadas (x, y, z). Los datos obtenidos pueden procesarse de muchas formas para diversas aplicaciones. En Arqueología están demostrando su utilidad en varios aspectos: en la obtención de MDT (modelos digitales del terreno) a escalas adecuadas para el análisis arqueológico, en la producción de imágenes de superficies eliminando la vegetación (de manera que alteraciones topográficas antrópicas son más fácilmente detectables), estudios de visibilidad y conectividad, entre otros.

Lidar Trigal Ibias IVGA

La teledetección ha de coordinarse siempre con el trabajo de campo, que permite comprobaciones, matizaciones, interpretaciones… No obstante, es especialmente valiosa cuando el reconocimiento sobre el terreno es complicado, como ocurre con frecuencia en zonas de montañas o con densa cobertura vegetal, que impiden tanto el acceso como la visibilidad. Es, igualmente, imprescindible, en la detección y estudio de estructuras de grandes dimensiones, discontinuamente conservadas, o cuyas relaciones espaciales son esenciales para entender su funcionamiento, como es el caso de las cortas mineras y los sistemas hidráulicos que las abastecieron.

Las múltiples posibilidades de tratamiento de las imágenes y la integración de la información en SIG (Sistemas de Información Geográfica) permiten incrementar y mejorar tanto los datos para la investigación, como la generación de materiales gráficos.