Algunos textos antiguos son imprescindibles para comprender cómo Roma abordó la dominación del Noroeste hispano y cómo acometió la ordenación de sus poblaciones y la explotación de sus recursos. Estas visiones han de leerse a escala regional, pero no por ello dejan de ser valiosas para encuadrar el registro arqueológico en los procesos históricos más generales y en los intereses de Roma. Más aún, las fuentes escritas reflejan una aproximación intelectual de las élites grecorromamas a un territorio periférico y tardíamente incorporado al dominio de Roma. Ya sean relatos sobre la conquista (Floro, Orosio), ya comentarios sobre las poblaciones locales (Estrabón), ya descripciones geográficas (Mela, Ptolomeo) o recopilaciones de conocimientos (Plinio), todas ellas multiplican los ángulos de visión.
Desde una perspectiva más general, al abordar aspectos concretos dentro de IVGA es necesario recurrir a otros escritos antiguos que se refieren a ellos: la tecnología minera, la gestión del agua, las estrategias militares… Ello lleva a consultar desde textos jurídicos a tratados técnicos que contribuyan a comprender de manera coordinada los diversos registros. No se trata de buscar verificar sobre el terreno lo que un texto recoge, sino de leer conjuntamente ambos, como dos visiones de un mismo elemento, hecho o proceso.
La epigrafía antigua conocida en la zona de estudio es casi inexistente. Se limita a un epígrafe, que además presenta problemas de lectura, hallado en el municipio leonés de Candín.
Dada la vocación diacrónica de los estudios históricos de paisaje, y aunque el foco de nuestra investigación se sitúe en el periodo romano, progresivamente se van integrando documentos textuales y gráficos relativos a otras etapas, que ayudan a explicar cómo se ha ido modelando física y socialmente el paisaje. Documentos de archivo, mapas históricos, descripciones de viajes, estudios etnográficos, fotografías… todo ello, de manera selectiva, forma parte del bagaje documental de IVGA.
