La Geoarqueología es un campo de investigación que se sitúa en la zona de intersección de la Arqueología y la Geología. Se puede considerar parte de un dominio interdisciplinar conocido como Ciencias de la Tierra, en el que en necesario hacer confluir tanto la investigación sobre procesos naturales, como antrópicos ocurridos a lo largo del Cuaternario.
En IVGA los estudios geoarqueológicos son cruciales en dos ámbitos. Por una parte, en el estudio de los sedimentos arqueológicos. Este trabajo, actualmente en curso, se lleva a cabo en colaboración con investigadores del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo.
Por otro lado, como pilar esencial de la investigación arqueominera. El estudio geológico de la zona es imprescindible para caracterizar los yacimientos que fueron explotados en la Antigüedad y en otros periodos históricos: yacimientos en roca (primarios) o secundarios, mineralizaciones, formaciones geológicas a las qua aparecen asociadas, etc. Además, en IVGA se llevan a cabo una serie de prospecciones geoarqueológicas específicas, destinadas a documentar el proceso de prospección minera, previo a explotación de las labores en los siglos I y II d. C. Se trata de muestreos efectuados empleando una batea en varios puntos en arroyos y ríos de los distintos sectores mineros: cuenca del Ancares, cuenca del Navia y de su afluente el Ibias.
Se recogen sedimentos depositados por los cursos en puntos que se determinan previamente según su relación con las minas conocidas, la energía de los ríos y las características de la sedimentación de los aluviones. Las muestras son pesadas y bateadas, obteniéndose un concentrado de materiales pesados, entre ellos el oro. Este concentrado es analizado al microscopio y se separan y caracterizan las partículas de oro: número, si son o no visibles al ojo humano, tamaño y morfología.
Este procedimiento reproduce básicamente la prospección efectuada en época romana, que permitía identificar los placeres fluviales ricos en oro y, a partir de ellos, localizar los yacimientos secundarios o primarios de los que el oro arrastrado por ríos y arroyos procede. Estas prospecciones geoarqueológicas han sido aplicadas con éxito en otras zonas mineras antiguas, como la de Pino del Oro en Zamora, por lo que los datos ahora obtenidos son comparables con los de otras áreas.
Por último, en las prospecciones llevadas a cabo se han tomado diversas muestras de mineralizaciones, cuya caracterización ayudará a completar el mapa de la explotación de recursos minerales en la zona. A ello hay que sumar la revisión sistemática de la documentación sobre concesiones mineras desde los registros más antiguos conservados.