La ganadería extensiva ha sido una de las actividades de mayor peso en la zona, siempre complementaria de la producción agrícola y con una escala familiar, sin grandes cabañas. Los rebaños más abundantes eran los de vacuno, destinado básicamente a la producción de carne, pero también se mantenían cabañas de cabras y ovejas, a las que hay que sumar la importancia del ganado porcino.
No se documentan grandes cambios en las cabañas ganaderas a lo largo de los siglos XIX y hasta las últimas décadas del XX; en ese momento se produjo un fuerte descenso del número de cabezas y cambios radicales en la actividad.
Algunos datos, aunque parciales, pueden ser indicativos de esta tendencia: según el Instituto Galego de Estadística, en 1989 Navia de Suarna contaba con 2791 unidades ganaderas (de ellas 2256 de vacuno), en 2009 con 2170 (de ellas 1745 de bovino). Las explotaciones de bovino en Ibias eran 262 en 2001 y 121 en 2014 (el número de cabezas ha pasado de 2109 a 1363 en ese periodo), según la Consejería de Desarrollo Rural y Recurso Naturales del Principado (elaborados por SADEI). Candín, según el censo agrario, contaba en 1989 con 535 cabezas de bovino y en 2009 con 425.
Las brañas son testimonios materiales de la práctica de la trasterminancia para aprovechar los pastos altos en los meses más cálidos.
Hoy, algunas iniciativas y asociaciones buscan mantener esta actividad y dotar a las producciones de la zona de un sello de calidad.