Las brañas son asentamientos ocupados estacionalmente por pastores. Entre el final de la primavera y el mes de septiembre permitían el aprovechamiento de pastos de altura y a veces el cultivo de cereales en verano. Casi todas reflejan una actividad trasterminante desde los pueblos de los valles a las montañas. La trasterminancia es un tipo de trashumancia caracterizada por los desplazamientos estacionales cortos, inferiores siempre a 100 km.
La documentación del monasterio de San Andrés de Vega de Espinareda prueba que ya en la Edad Media se practicaba; a finales del siglo XX casi había desaparecido. Siguiendo los dos criterios establecidos por García Martínez para el concejo de Somiedo, el régimen de pastoreo y la función de las construcciones, en nuestra zona de estudio se han establecido cuatro tipos de brañas, relacionadas con formas distintas de pastoreo y propiedad. Los restos se encuentran con frecuencia en mal estado de conservación y en zonas cada vez menos accesibles. Constituye un rico patrimonio, testimonio de formas de explotación de recursos, de apropiación de la montaña, de formas de vida y control del espacio.
Las brañas con pastizales de diente y propiedad comunal de los pueblos son las más altas, incluso por encima de los 1.600 m. Se sitúan en las cabeceras de los valles, donde se subía tanto ganado vacuno como ovicápridos que pastaban libremente. Estaban vinculadas al sistema de pastoreo de turnos o vecera (veceira o vicerira). En ellas se construyeron cabañas para los pastores y rediles para recoger los animales por la noche. Las cabañas tenían entre 3 y 10 m2, eran de mampostería en seco y cubierta vegetal o lajas de pizarra o cuarcita. Normalmente eran comunales, ocupadas por el o los pastores a los que les correspondía el turno de vecera. A estas brañas se accedía mediante senderos y caminos de herradura. Los mejores ejemplos se encuentran en Candín.
Las brañas con pastizales de guadaña delimitados por cercas de piedra y de propiedad individual forman un segundo grupo, ubicado en cotas inferiores, pero siempre por encima de los 1.000 m. Se localizan en cumbres, laderas o valles de Ibias. Son en ellas característicos los prados de siega privados, cercados y regados si están en los valles. La hierba segada se aprovecha en la misma braña o bajada al pueblo, y tras la siega pastaba en ellos el vacuno. Cabras y ovejas pastaban en el monte vecino en abertal. También las cabañas de los pastores eran privadas, de mayor tamaño (14 a 28 m2) y con una planta baja como cuadra y un desván para el pastor. Los pastores subían de los pueblos por la tarde para recoger su ganado y ordeñarlo, pasaban la noche en la braña y por la mañana, tras el ordeño y dejarlo pastando, bajaban al pueblo con la leche. También en este caso, eran caminos de herradura y senderos los que comunicaban brañas y pueblos.
El tercer tipo lo forman las alzadas, en Ibias y Navia de Suarna. Se encuentran en laderas o zonas altas amesetadas, entre los 700 y los aproximadamente 1.100 m de altitud. Este tipo de brañas implican un parcelación del monte con cercados; en ellas convivían pastos de monte comunal con prados cercados para siega y parcelas para cultivo de centeno, patatas, nabos y alguna hortaliza. En algunos casos, convivía la ocupación permanente de una parte del asentamiento, con otra solo estacional. Las tierras de centeno (cortiñas, cortias o barbeitos) se dividían por sorteo entre los vecinos de acuerdo con la proporción de monte común que cada casa tuviese. La tierra de cultivo podía ampliarse ganando espacio al monte mediante rozas. Una parte de la familia con el ganado subía a la alzada, otra quedaba en el pueblo con los cerdos. Las construcciones eran casas de entre 20 y 70 m2, a veces con pajares y cuadras. Cada casa era de un vecino y su aspecto y tamaño eran variados. En ellas podía haber hórreos y capilla y el acceso se realizaba por caminos de carro.
Por último, las brañas de merinas, son testimonio de una trashumancia de mayor distancia documentada en Ancares, al menos en los siglos XVII y XVIII. A ellas llegaban rebaños de ovejas de Castilla y de Extremadura. Hay noticas relativas a Candín, varias en relación con pastos pertenecientes al monasterio de Vega de Espinareda. Las cabañas de estas brañas eran de reducidas dimensiones.