Plantea algunos de los aspectos más polémicos de los estudios sobre el judeoespañol: sus orígenes hispánicos medievales y hasta qué punto los judíos hablaban una lengua distinta de la de los cristianos; los nombres dados a su lengua por los propios sefardíes; la necesidad de estudiar el judeoespañol contemplando sus características internas, y no sólo por comparación con el español medieval; el conservadurismo y la innovación; la influencia de otras lenguas sobre el judeoespañol; el uso de la grafía aljamiada, etc.