El artículo trata sobre las prácticas matrimoniales de los judíos de las Indias Occidentales británicas (América del Norte, Barbados, Antigua) durante los siglos XVIII y XIX.
En general, las familias de las élites coloniales americanas tendían a establecer enlaces matrimoniales entre sí, como forma de conservar e incrementar su patrimonio, consistente sobre todo en la posesión de tierras y esclavos (la autora aduce ejemplos de Virgnia, Maryland y Barbados).
Sin embargo, las estrategias matrimoniales de los judíos de las colonias británicas parecen haber sido diferentes, ya que no solían casarse con sus vecinos de la misma comunidad judía ni mucho con sus vecinos cristianos, sino con judíos de otras islas del Caribe, incluso las que estaban bajo la jurisdicción de otros países europeos. Esa práctica puede explicarse no sólo porque las comunidades judías eran relativamente pequeñas, sino también porque mayoritariamente estaban compuestas por comerciantes dedicados al tráfico de mercancías, y no por terratenientes; los matrimonios con judíos de otras localidades contribuían a fomentar, extender y consolidar con lazos familiares las redes comerciales.