Analizando patrones de mortalidad de judíos y católicos de Gibraltar en el siglo XIX, los autores constatan que los judíos tenían mayor esperanza de vida y menor mortalidad infantil. Señalan algunos de los factores que pudieron influir en esos resultados y cómo la convivencia con los judíos y la adopción de algunos de sus patrones de comportamiento con respecto a la salud y la higiene pudo influir positivamente en la calidad y esperanza de vida de los no judíos.