Banquero y anticuario asentado en España, era un judío originario del Sur de Francia (Españoles sin patria y la raza sefardí, p.341). La primera vez que lo cita, Pulido lo llama Aaron Salzedo al narrar la visita a su casa en Bayona: su hijo le había enseñado un oracional en judeoespañol, de Amsterdam 1686 con anotaciones manuscritas (p.101).
En el listado de corresponsales, aparece como Aaron Salcedo (p.293).
Publica su foto y fragmentos de sus cartas (pp.371-372). En una de ellas, habla a Pulido de Jules Gommes (ver aquí).
En una del 3 de octubre de 1904, Salcedo habla de sus visitas a España y de cómo no sintió la necesidad de ocultar su religión (p.219).
Pulido hace mención a su visita a Bayona el 10 de septiembre de 1905, fiesta de Rosh Hashaná, y al hotel de la familia Salcedo al que fueron tras la ceremonia (pp.264-265).
Lo pone como ejemplo de la situación de acomodo que encuentran los sefardíes en España, al igual que José Farache (ver aquí), José Levy (ver aquí), Edmundo Pozo (ver aquí), o Mauricio Pereyre (ver aquí) (p.352).