En el listado de corresponsales (Españoles sin patria y la raza sefardí, p.292) aparece nombrado como "Enrique Haim", pero Pulido habla de él como "Enrique Bejarano" (Los israelitas españoles y el idioma castellano, p.15).
Fue uno de los primeros contactos sefardíes de Ángel Pulido; se conocieron de viaje por el Danubio (Los israelitas españoles y el idioma castellano, pp.12-17) en agosto de 1903, y su conocimiento le dio medida a Pulido de la complejidad sefardí en el oriente europeo. Era director de la escuela española judía, además de rabino de su comunidad, políglota y estudioso. Pulido recogerá en sus libros su admiración por Bejarano, por el conocimiento de lenguas (árabe, hebreo, alemán, inglés, francés, italiano, español, armenio, eslavo, rumano...) y por su profundo afecto por España. Dice de él que [tiene una personalidad literaria muy interesante, y en pocos judíos aparece el ladino tan simpático y atrayente como en sus escritos]. Sus familias entraron también en contacto, y las cartas que se cruzan recogen esta relación de afectos.
En la introducción de su libro de 1904 Pulido reproduce un poema suyo sobre la lengua (p.17), que también citó en su discurso ante el Senado (p.195); además, las opiniones de Bejarano sobre el idioma español, la literatura en judeoespañol o el estado de la educación tras el empuje de la Alianza: [Ella forma un elemento higiénico, sabio, que hace honor] (pp.58-61). Sobre la decadencia de la lengua desde el siglo pasado dice: [pero es natural. Los pueblos dominantes influen superiosamente sobre la lengua de una nación determinada]. En sus cartas Bejarano habla a Pulido de manuscritos en judeoespañol, [colecciones de bellísimas anécdotas, refranes, coplas, cantes, cuentos antiguos].
Lo propone como correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española (p.109), tras David Fresco. Bejarano le había escrito en noviembre de 1903 y su carta sirvió a Pulido en la redacción de sus primeros artículos (p.132). Recoge cuatro emotivas cartas suyas (pp.132-143), en las que el rabino le cuenta que está trabajando en una recopilación de refranes, y le da noticia de la repercusión que han tenido las intervenciones de Pulido en el oriente europeo. Le habla de los periódicos en los que ha publicado, como L'Univers Israelite, Archives Israelites de París; el Buletín de la enseñanza de Madrid; Hamagid de Lick; Ibri de Brody; Habazeleth de Jerusalén; El Correo, El Dragomán de Viena; El Telégrafo, El Instructor, El Tiempo de Costantinopla; El Amigo del Pueblo, La Verdad, La Alborada de Bulgaria, etc.(p.136). En las cartas de enero de 1904 ambos se envían retratos y hablan de sus relaciones familiares. El 15 de febrero se recoge el intercambio de periódicos y envío de libros. En la última carta habla de la carta de Pulido a la sociedad La Esperanza de Viena.
Pulido recoge sus expresiones de patriotismo también en las cartas de Españoles sin patria y la raza sefardí, en el que aparecen largos fragmentos de las cartas de Bejarano a lo largo de todo el libro. Incluso repite un fragmento (p. 78) que ya había publicado en Los israelitas españoles (pp.60-61) donde el rabino habla de la situación de las letras en judeoespañol y la educación. Hace uso de varios fragmentos de las cartas de Bejarano de gran expresividad (pp.180-181). La última de las cartas que recoge (pp. 390-393) está llena de las alabanzas del rabino hacia Pulido, hacia su obra, y le da noticias de sus corresponsales, sobre todo de Latinoamérica, con los que trató la campaña del Senador.
Otro de los corresponsales de Pulido, Gad Franco, en una carta desde Esmirna le habla sobre este rabino de Bucarest (Españoles sin patria y la raza sefardí, p. 109).
Para más información sobre Bejarano, ver aquí.