P.E. de I+D+i, MINECO, Ref: HAR2014-53871-P

Septiembre 2016

En 1948, Américo Castro escribió en España en su historia: “Ni en Occidente, ni en Oriente hay nada análogo a España, y sus valores […] son sin duda muy altos y únicos en su especie. Son irreductiblemente españoles La Celestina, Cervantes, Velázquez, Goya, Unamuno, Picasso y Falla. Hay en todos ellos un quid último que es español y nada más”. Ese quid al que se refería el historiador desde su exilio ha sido una constante en los debates sobre las “esencias” e identidades de “lo español” que ha vertebrado el arte y la visualidad de los siglos XIX y XX. Lo cierto es que el nacionalismo que enarbolaba Américo Castro era un producto de la modernidad, que se dio con el surgimiento de los Estados-Nación en el siglo XIX. Esta nueva forma de organización geopolítica necesitaba generar una impresión de identidad nacional entre los habitantes de un mismo estado, lo que Benedict Anderson definió como “comunidades imaginadas”.

La identidad entendida así como constructo necesitaba de estrategias que facilitaran la cohesión entre una población abundante. Para ello, artefactos de gran alcance como la prensa serían fundamentales en esta empresa. Sin embargo, si la comunidad había de ser imaginada, ¿qué mejor que imágenes para modelarla? Su principal aliado sería entonces el arte. Además, en esa sensación de cohesión y unidad nacional se entretejían muchos intereses políticos y económicos, y resultaba fundamental, por ejemplo, para organizar la resistencia ante una posible amenaza externa de invasión o ataque. Esto, a su vez, genera una diferencia con todo lo que escapa de dicha unidad y, por tanto, un privilegio con respecto a la alteridad que queda fuera. Toda identidad nacional supone siempre una exclusión. En muchas ocasiones, los procesos identitarios se dan entre imaginarios muy cercanos de fronteras desdibujadas, llegando a producir disputas por ciertas imágenes que pueden llevar incluso a la estigmatización de las mismas en un fenómeno complejo que hemos denominado como “imaginarios en conflicto”.

El tema propuesto invita a estudios que planteen cómo determinados artistas, críticos, teóricos o instituciones han interpretado, proyectado y fomentado la idea de “lo español”, tanto dentro como fuera de España en la Edad Contemporánea. Asimismo, se pretende analizar la construcción del imaginario de “lo español” a la luz de conceptos como el estereotipo, la otredad, lo popular, lo auténtico, el apropiacionismo… Para la mejor articulación de sus diferentes enfoques, estas XVIII Jornadas se han estructurado en tres paneles, compuestos de varias mesas de debate, que agruparán las diferentes comunicaciones:

 

Panel 1. Estereotipo y tradición

Panel 2. Representaciones institucionales y expresiones populares

Panel 3. Regionalismo, nacionalismo y políticas identitarias

Para consultar el programa pinche aquí