BIOGRAFÍA DE ANTONIO DE SOLÍS

      Las primeras noticias acerca de composiciones poéticas de Antonio de Solís, tras estudiar en Alcalá de Henares, lo sitúan ya en Madrid durante la década de 1630, gravitando en la órbita de las academias y cenáculos poéticos más cercanos al entorno cortesano de Felipe IV. Hay constancia de su presencia en las Academias del jardín (1630), de Salvador Jacinto de Medina y también, del mismo autor, en El buen humor de las musas (1630), así como de su participación en la Academia burlesca que se hizo en el Buen Retiro (1637) y en el Certamen literario del Buen Retiro, a principios de 1638 (1). De entre las colaboraciones en esta década de 1630, destaca cómo en el volumen que se publicó en memoria de Juan Pérez de Montalbán -Pedro Grande de Tena, Lágrimas panegíricas a la temprana muerte del gran poeta y teólogo insigne Doctor Juan Pérez de Montalbán, Madrid, Imprenta del reino, 1639-, Antonio de Solís firma por primera vez como «secretario del excelentísimo duque de Oropesa». De esta primera mención al cargo se deduce que el nombramiento pudo haberse producido entre finales de 1636 (es el año de publicación del volumen colectivo al homenaje póstumo de Lope de Vega –Juan Pérez de Montalbán, Fama póstuma a la vida y muerte del doctor frey Lope de Vega Carpio, Madrid, Alonso Pérez de Montalbán, 1636–, donde no hacía mención al cargo) y principios de 1637 –fecha de la primera composición que dedica a la familia Oropesa- (2). Así, en esta primera época, de 1630 a 1637, los impresos demuestran cómo Solís participó de manera muy activa en las celebraciones colectivas más importantes que tuvieron lugar en Madrid y, además, en 1637 ya se presentaba como criado del conde de Oropesa, escribiendo para la familia las primeras piezas de teatro breve.

      En lo que atañe a su producción teatral para palacio, otra noticia a tener en cuenta para abordar los acercamientos de Solís en sus pretensiones de mecenazgo regio es su participación, en 1640, en una comedia escrita en colaboración con Rojas Zorrilla y Calderón. Se desconoce el título de la comedia, pero, por el comentario de León Pinelo sabemos que debía haberse estrenado la noche de san Juan de 1640 en el Retiro:

 

hubo en el Retiro muchos festines, y entre ellos una comedia representada sobre el estanque grande, con máquinas, tramoyas y toldos, todo fundado sobre las barcas; estándose representando, se levantó un torbellino de viento tan furioso que lo desbarató todo (3).

 

      Pellicer, en un aviso correspondiente al 3 de agosto del mismo año, aportaba más detalles sobre una nueva puesta en escena del estreno fallido de esta comedia colaborada, precisando que se programó para festejar el cumpleaños de la Reina en el estanque del Buen Retiro. El informador concluía diciendo que «fue un acto de gran celebridad» (4). Esta de 1640 es la primera alusión a una colaboración de Solís como dramaturgo en palacio. Y, en este sentido, el Vejamen de Juan de Orozco en casa del contador Agustín de Galarza, seguramente escrito hacia 1644 (5), al hablar de Solís aporta un dato significativo:

 

llegamos a la casa de don Antonio de Solís y, preguntando por él, nos dijeron que estaba encerrado en su cuarto escribiendo una comedia para Su Majestad, porque le había hecho su poetier. Llamamos a la puerta, a tiempo que, llevado del afecto cómico, representaba un paso que había acabado de escribir, de un galán y una dama que, recelosa de que viniese su padre, le pedía que se fuese, y estaba tan revestido de aquella imaginación, que, oyendo llamar, se escondió pensando que éramos nosotros el padre de la dama de su comedia, tanto que, aunque llamamos más recio que si nos hubieran de oír los sordos, no nos respondía, hasta que buscamos una llave maestra, y entrando allá dentro, le hallamos metido debajo de la cama. Corrióse y confesó su pecado, en cuya penitencia le dimos que escribiese algo para esta noche. Excusose en la ocupación que tenía y le dejamos solo para que escribiese únicamente (6).

 

      A partir de estos datos, podemos establecer una cronología según la cual, durante la primera década de 1630, Antonio de Solís se estableció como poeta en la corte, una ocupación con la que accedió al cargo de criado y secretario del conde de Oropesa. Los siguientes años, a partir de 1640, Solís, siguiendo al de Oropesa por sus sucesivos nombramientos como virrey, se trasladó primero a Pamplona (de 1643 hasta 1645) y, más tarde a Valencia, donde permaneció hasta aproximadamente 1650 (7).

      De regreso a Madrid, empezó a escribir teatro para palacio de una forma más o menos continuada y con un creciente protagonismo: desde jornadas en comedias colaboradas (El pastor Fido, con Coello y Calderón, entre 1651 y 1652; La renegada de Valladolid, con Monteser y Diego de Silva, en 1655) hasta piezas de teatro breve (Loa para Dar tiempo al tiempo, de Calderón, en 1651) y comedias con sus correspondientes piezas breves (Las amazonas, en 1655; Un bobo hace ciento, en 1656; El alcázar del secreto y La gitanilla en 1657). Paralelamente, compaginó su quehacer dramático con distintos cargos: el 5 de marzo de 1651 fue nombrado, sin sueldo, secretario real (8); el 13 de octubre de 1655 ascendió a secretario de número y pasó a percibir un sueldo de 100.000 maravedís (9) y el 30 de abril del mismo año, Solís fue nombrado oficial tercero de la secretaría de estado con una retribución anual (10).

      De este sintético esbozo pueden extraerse algunas conclusiones. Se observa como, desde su llegada a Madrid en 1630 hasta 1655, Solís fue compaginando puestos administrativos con una creciente producción dramática al servicio de la familia del conde de Oropesa y de Felipe IV. El ascenso fue progresivo y bien pronto sus compañeros de generación se hicieron eco en varias composiciones poéticas de academia del papel de Solís como criado del conde de Oropesa y dramaturgo de corte, asociando ambas facetas sin distinciones. Solís participó en los volúmenes póstumos de los principales dramaturgos (como Lope y Montalbán) y estrechó lazos de amistad con algunos de los coetáneos más distinguidos, con quienes llegó a escribir comedias en colaboración para representarse en la corte (Calderón, Rojas, Monteser, Diego de Silva).

      Buena muestra de su notoria presencia en las tablas palaciegas es el ácido comentario de Barrionuevo que, en un aviso correspondiente al 10 de febrero de 1655, afirmaba que: «sábado y domingo representaron al rey dos comedias de Don Antonio de Solís, criado del de Oropesa. Hízole merced de oficial segundo de Estado y título de secretario suyo, que en esta era se premian solo los gracejos» (11).

      La trayectoria de Solís  en los escenarios de palacio obtuvo el respaldo definitivo en 1658. Después de colaboraciones puntuales en la corte, con algunas piezas de teatro breve, un par de jornadas de comedias escritas en colaboración y apenas cuatro comedias representadas, Antonio de Solís recibió de parte del marqués de Liche una encomienda determinante para su carrera: el diseño de la jornada principal para conmemorar el nacimiento del príncipe Felipe Próspero, la fiesta de Triunfos de Amor y Fortuna prevista para el 27 de febrero de 1658 –con loa, 2 entremeses y 1 sainete, además de la comedia-. Esa era, en principio, la fecha trazada y la que reproducen las relaciones oficiales, aunque otras fuentes parecen indicar que la puesta en escena fue algunos días antes. El estreno habría sido el 23 de febrero de 1658, según consta en la correspondencia del embajador de Florencia en España, Ludovico Incontri, y se lee en la carta correspondiente al 24 de febrero de 1658 (12).

      La comedia se representó en otras tantas ocasiones: el 1 de marzo (13), el último día de Carnaval, para que también asistieran a la representación los altos cargos de la Corte de Castilla y los regidores de la Villa de Madrid. Por deseo expreso del Rey, también hubo más representaciones después de la Cuaresma, al menos el 18 de mayo y el 8 de junio, para que el pueblo también pudiera presenciarla, y quizá también el 12 y el 19 de junio (14).