Cada uno de los capítulos que reúne este libro es una invitación a abrir la discusión sobre ética en el trabajo de campo etnográfico, desde un punto de vista diferente. Algunas de las perspectivas son coincidentes con otras en cuanto a los temas y a la forma de abordarlos, pero otras veces están en franca contradicción. Esto es así porque no hemos resuelto nada; no se trataba tampoco de resolver nada. Lo que se pretendía era poner encima de la mesa, de una forma honesta, todo aquello que nos había incomodado, para lo que habíamos encontrado solamente soluciones parciales o precarias, o habíamos dejado francamente sin resolver. Este ejercicio supone darle la vuelta a la tela para ver las costuras, los remiendos y los errores, lo que implica una buena dosis de humildad y a veces un doloroso ejercicio de escarbar en la intimidad y dejar expuesto lo que normalmente se oculta