3. Velocidad y lógica sacrificial 

Pese a la magnitud de las cifras, las víctimas viales apenas provocan más que una conmoción pasajera relacionada con las espectacularización mediática de los accidentes. El juicio moral en el caso de las víctimas de la carretera no alcanza el nivel de expresión y contundencia que se observa en otros fenómenos. Esto se explica porque esas muertes se ven como el precio del progreso. Unos de sus símbolos más reconocidos es el coche. Nada como él representa el triunfo y la conquista, porque lo suyo no es vencer en alguna causa menor, sino el tiempo y el espacio. El coche es velocidad. Y la velocidad se ha convertido en un fin. El ideal de velocidad que maneja el progreso puede atentar contra las condiciones de posibilidad de la existencia. Su caso es ejemplar porque revela cómo en una realidad aparentemente "ajena" a los procesos de normalización de la violencia, anida ya la lógica sacrificial que justifica a las víctimas como "precio necesario".